viernes, 9 de agosto de 2024

Latinoam茅rica Siglo XIX

 



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Latinoam茅rica en el siglo XIX

Durante gran parte del siglo XIX, la evoluci贸n de los nuevos Estados latinoamericanos estuvo marcada por la hegemon铆a del caudillismo en
lo pol铆tico, as铆 como por la reconfiguraci贸n de la econom铆a y la sociedad.

Los caudillos latinoamericanos

Entre 1820 y 1850, la inestabilidad pol铆tica en Latinoam茅rica dio lugar a la formaci贸n de Gobiernos liderados por jefes militares que recibieron el nombre de caudillos. Estos proven铆an de los ej茅rcitos insurgentes que combatieron durante las guerras de independencia. Los caudillos desarrollaron una estrategia cuidadosa para conseguir el poder y mantenerse en 茅l utilizando un lenguaje democr谩tico. Lo primero que hac铆an era acusar al Gobierno de turno de corrupto y de promover la divisi贸n interna. Aparec铆an as铆 como los restauradores de la democracia y garantes del progreso. Una vez en el poder, convocaban a elecciones –las que tambi茅n controlaban– para legitimar su ascenso a la presidencia y dar la impresi贸n de haber sido elegidos democr谩ticamente.
El caudillismo se extendi贸 en algunos pa铆ses hasta la segunda mitad del siglo XIX. La prolongada permanencia de los caudillos en el poder se puede explicar considerando dos factores:

• El control que ejerc铆an los caudillos sobre tropas militares y la simpat铆a que generaban en sectores importantes de la poblaci贸n. Por
ello, solo otro caudillo o una fuerza mayor pod铆a derrocarlos. Si esto ocurr铆a, se repet铆a el ciclo de caos y anarqu铆a.
• La ausencia de un sector civil que enfrentara a los caudillos. Las guerras de independencia y la posterior situaci贸n de pobreza desgastaron a las clases medias sin que llegara a conformarse un frente pol铆tico coherente y unido. 

El liberalismo latinoamericano
Hacia fines de la d茅cada de 1840, los pa铆ses latinoamericanos empezaron a reinsertarse en la econom铆a mundial, para lo cual requer铆an de reformasque garantizaran la inversi贸n y promovieran la inmigraci贸n extranjera.
Con el fin de consolidar estas reformas, fue necesario efectuar modificaciones que permitieran ampliar la participaci贸n de las 茅lites civiles 
Para ello, una nueva generaci贸n de l铆deres pol铆ticos intent贸 dirigir la reforma del Estado bajo las ideas pol铆ticas y econ贸micas del liberalismo. 

Estas fueron algunas de las reformas impulsadas por los liberales:

• En lo pol铆tico, propugnaron la libertad de conciencia, prensa, educaci贸n y comercio, la abolici贸n de la pena de muerte y el derecho de
insurrecci贸n.
• En lo econ贸mico, eliminaron los impuestos que permanec铆an desde el periodo colonial y que limitaban la actividad comercial.
• En lo social, propiciaron la anulaci贸n de los privilegios jur铆dicos de la Iglesia y del ej茅rcito, as铆 como la abolici贸n de la esclavitud.

La econom铆a de los pa铆ses independientes

En el desarrollo econ贸mico latinoamericano del siglo XIX, se pueden distinguir los siguientes procesos:
• La desarticulaci贸n de los circuitos productivos y comerciales tradicionales: As铆, por ejemplo, el comercio entre el norte de la actual Argentina con el Alto Per煤 se vio seriamente afectado. M茅xico, por su parte, padeci贸 una importante ca铆da de la producci贸n de plata, adem谩s de una fuga de capitales ocasionada por la expulsi贸n de los espa帽oles.  
• El establecimiento de la libertad de comercio:  Con el fin del orden colonial, tambi茅n termin贸 el sistema de monopolio comercial que obligaba a las colonias a comerciar 煤nicamente con Espa帽a.  
La influencia econ贸mica brit谩nic:  La libertad de comercio benefici贸 a los comerciantes brit谩nicos. Como el apoyo brit谩nico fue importante para los ej茅rcitos insurgentes, los nuevos Estados permitieron que Gran Breta帽a consolidara su posici贸n de
privilegio a trav茅s de diversos tratados.
• La reducci贸n de los precios de las exportaciones:  Productos vitales para algunas econom铆as, como el cuero argentino o la plata peruana, bajaron su cotizaci贸n en el mercado internacional. 
• La escasez de inversiones: Todos los intentos de revertir la crisis se vieron limitados por la falta de capital. Si bien los brit谩nicos realizaron algunas inversiones a comienzos de la d茅cada de 1820, sus capitales dejaron de llegar debido a la crisis en
la Bolsa de Londres en 1825. Esta crisis hizo que los Estados latinoamericanos dejaran de pagar los pocos pr茅stamos externos. 

La especializaci贸n productiva
La apertura al mercado europeo aument贸 la dependencia de las econom铆as latinoamericanas hacia el exterior; adem谩s, cada zona del continente empez贸 a especializarse en algunos productos primarios 

• En la miner铆a, M茅xico, Bolivia y Per煤 tardaron en recuperarse hasta la d茅cada de 1840. Chile, en cambio, experiment贸 un notable crecimiento como productor de plata.
• En la agricultura, sobresal铆an productos como el cacao (Venezuela y Ecuador) y el caf茅 (Venezuela,
Centroam茅rica y luego Brasil).
• En la ganader铆a, se expandi贸 la producci贸n de ganado vacuno (M茅xico, Venezuela, Argentina y Brasil).

Los cambios sociales
Los ide贸logos liberales de la independencia rechazaban el sistema social jerarquizado del periodo colonial y aspiraban integrar a los diferentes grupos sociales, pues cre铆an que la integraci贸n reforzar铆a la unidad de los Estados. En la mayor parte de las
naciones latinoamericanas, se produjeron algunoscambios: se suprimieron las castas, se tomaron medidas que restringieron la esclavitud y se suprimi贸 el tributo ind铆gena. Sin embargo, estas medidas no modificaron demasiado la situaci贸n econ贸mica de los
sectores m谩s humildes. En las ciudades, los sectores m谩s beneficiados por el cambio fueron las 茅lites criollas, pues consiguieron desplazar a los espa帽oles de los cargos p煤blicos y de las actividades comerciales.
Asimismo, la eliminaci贸n del sistema de castas hizo posible el ascenso social de grupos mestizos. En muchas ciudades americanas, algunos mestizos comenzaron a prosperar econ贸micamente y adquirir propiedades. Esto motiv贸 la preocupaci贸n de las 茅lites.

Las comunidades ind铆genas
Las comunidades ind铆genas eran mayoritarias en M茅xico, Centroam茅rica y las rep煤blicas andinas, aunque eran muy pobres. Estas comunidades practicaban una agricultura de subsistencia y eran incapaces de defenderse del poder de los grandes terratenientes,
que aspiraban a quedarse con sus tierras. Adem谩s, la mayor铆a de los campesinos no pose铆a t铆tulos de propiedad escritos. Pese a ello, las comunidades ind铆genas permanecieron con pocos cambios durante la primera mitad del siglo XIX

La esclavitud
Luego de la independencia, el criterio predominante de las 茅lites criollas fue el de no abolir la esclavitud.
Lo que hicieron fue dictar leyes para prohibir la trata de esclavos o liberar a los reci茅n nacidos que fueran hijos de esclavos (la llamada libertad de vientres). Esta 煤ltima medida se aplic贸 en Chile (1811), Argentina (1813), la Gran Colombia (1821) y el Per煤 (1821). Poco
despu茅s, solo algunos pa铆ses –que ten铆an una reducida poblaci贸n esclava– optaron por abolir totalmente la esclavitud: Chile (1823), los pa铆ses centroamerica nos (1824) y M茅xico (1829). En los pa铆ses donde permaneci贸, la esclavitud dom茅stica fue perdiendo importancia, mientras que la esclavitud agr铆cola se mantuvo firme en las plantaciones de Cuba y Brasil.
Los esclavos liberados, sin embargo, no mejoraron su situaci贸n econ贸mica ni fueron reconocidos como iguales por la poblaci贸n blanca ni por los mestizos. 


Los paradigmas de g茅nero en el siglo XIX

En el siglo XIX, a diferencia de lo que suced铆a en la Colonia, donde las diferencias de g茅nero se justificaban con argumentos religiosos, se empezaron a utilizar argumentos seudocient铆ficos para ese mismo prop贸sito. Por ejemplo, se postulaba que la naturaleza
reproductiva de la mujer explicaba su poco desarrollo mental y f铆sico, mientras que el hombre, al estar liberado de esa funci贸n, ten铆a un mayor crecimiento f铆sico y mental. Por ello, el hombre ten铆a asignadas tareas “activas” que necesitaban de fuerza muscular e inteli
gencia, en tanto que la mujer deb铆a cumplir tareas “pasivas” y manuales que requer铆an poco esfuerzo.
No obstante, la implementaci贸n del modelo capitalista liberal influy贸 para que hubiera cierta apertura a la participaci贸n de las mujeres en el espacio p煤blico latinoamericano. Esto se percibi贸 en dos 谩mbitos: 

• 脕mbito laboral. Desde la segunda mitad del siglo XIX, aument贸 la presencia de mujeres de clase media en trabajos como la docencia escolar, la enfermer铆a o el comercio. A fines de siglo –y mucho m谩s a煤n a inicios del siglo XX–, se abrieron espacios laborales para las mujeres en la industria.
• 脕mbito educativo. A mediados del siglo XIX, se notaron cambios en el acceso a la educaci贸n con la aparici贸n de escuelas privadas para se帽oritas. Esta apertura, sin embargo, se bas贸 en el concepto de que la mujer deb铆a prepararse para administrar su hogar y brindar una buena crianza a sus hijos. Por ello, en su instrucci贸n se inclu铆an cursos de costura, higiene, etc., aunque tambi茅n se consideraba importante que supiera leer y escribir para que pudiera inculcar los valores ciudadanos a sus hijos. 

A pesar de esta apertura, a煤n exist铆a una profunda desigualdad pol铆tica entre mujeres y hombres. Se consideraba que la mujer, debido a su presunto car谩cter proclive a lo sentimental y a su dependencia del padre o del esposo, no ten铆a la capacidad de ejercer sus derechos pol铆ticos con raz贸n e independencia: se dejar铆a llevar por sus sentimientos o por los designios de otros. Aunas铆, la aparici贸n de las primeras mujeres intelectuales fue un factor que empez贸 a debilitar ese antiguo prejuicio. 

Las Iglesias y los Estados republicanos

En el siglo XIX, se produjeron cambios en las relaciones de los Estados con la Iglesia cat贸lica. Adem谩s, aparecieron las primeras Iglesias protestantes.

La Iglesia cat贸lica
Durante la independencia, la Iglesia se enfrent贸 a una situaci贸n parad贸jica. Por un lado, los Estados republicanos adoptaron el catolicismo como religi贸n exclusiva; por otro, los Gobiernos desalentaron la labor eclesi谩stica al permitir la persecuci贸n de espa帽oles que formaban parte del clero y el cierre de conventos. La negativa de la Santa Sede de reconocer oficialmente a los nuevos Estados y la pretensi贸n que estos ten铆an de heredar el Regio patronato espa帽ol impidi贸 el nombramiento de obispos y disminuy贸 el n煤mero de religiosos dedicados a las misiones.
Hacia 1850, la Iglesia recompuso su influencia social a trav茅s de la difusi贸n de las costumbres religiosas cat贸licas y el control de los registros de nacimientos, matrimonios y defunciones. Asimismo, tuvo una decisiva participaci贸n en la pol铆tica respaldando a los conservadores, quienes propon铆an la primac铆a de la Iglesia cat贸lica bajo un orden fuerte para evitar el caos y la anarqu铆a. Los liberales, en cambio, ve铆an a la Iglesia como una influencia perniciosa y anacr贸nica. Las conquistas liberales se manifestaron en varias constituciones latinoamericanas de los a帽os 1853-1857. En M茅xico, por ejemplo, las reformas liberales llevaron a la separaci贸n entre Iglesia y Estado.

El protestantismo en el siglo XIX

Los primeros misioneros protestantes llegaron durante las guerras de independencia. Sus avances pedag贸gicos en Europa y Estados Unidos influyeron para que muchos Gobiernos latinoamericanos les encargaran la implementaci贸n de sus primeros sistemas educativos nacionales. Este fue el caso de Diego Thompson, pedagogo escoc茅s que recibi贸 el encargo de organizar la educaci贸n primaria en Argentina, Chile y el Per煤 en los primeros a帽os de vida independiente.
El establecimiento de los protestantes en Am茅rica Latina tambi茅n fue promovido por sectores influyentes, como los liberales o los masones, a trav茅s del impulso de la secularizaci贸n y la promoci贸n de la inmigraci贸n anglosajona. Por ello, en la segunda mitad del siglo XIXdichos sectores impulsaron reformas constitucionales para establecer la tolerancia de cultos. En la pr谩ctica, los protestantes sufrieron distintas formas de persecuci贸n o exclusi贸n durante todo el siglo. 



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La era de los caudillos
A inicios de la 茅poca republicana, el Per煤 ten铆a dos problemas pol铆ticos:la fragilidad de las instituciones y la ausencia de una clase dirigente. Este vac铆o de poder fue ocupado por los caudillos.

Los caudillos militares

Los caudillos eran jefes militares que se disputaron el control del Estado durante gran parte del siglo XIX. Por lo general, hab铆an combati
do en la guerra de independencia y ten铆an tropas y prestigio militar.
Esto les permit铆a contar con el poder suficiente para llegar a la presidencia a trav茅s de un golpe de Estado o un levantamiento. Para lograr
sus objetivos, el caudillo deb铆a mantener buenas relaciones con las familias de la 茅lite y con los hacendados locales, que le prestaban tropas y dinero. Al mismo tiempo, deb铆a ganarse el favor de las clases populares.
La revuelta de un caudillo sol铆a iniciarse con una declaraci贸n p煤blica en la que afirmaba que el gobernante de turno hab铆a quebrantado la ley, y que 茅l le devolver铆a la legalidad al pa铆s. Luego, ambos bandos se enfrentaban militarmente. Si el triunfador era el caudillo, se autonombraba protector de la patria y convocaba a elecciones, en las que ganaba f谩cilmente. Finalmente, mandaba elaborar una nueva constituci贸n seg煤n sus intereses. Por ello, entre 1827 y 1845 se promulgaron cuatro constituciones (1828, 1834, 1836, 1839) y m谩s de una docena de caudillos ocup贸 la presidencia.

Corrientes ideol贸gicas y caudillismo

Los conflictos entre caudillos –aparentemente an谩rquicos y personalistas– reflejaban dos tendencias pol铆ticas muy claras:
• Los conservadores pregonaban un Estado fuerte y centralizado, la implementaci贸n de pol铆ticas econ贸micas proteccionistas y el respeto de
los derechos de las corporaciones (la Iglesia cat贸lica, las universidades, etc.); adem谩s, compart铆an cierta desconfianza hacia los extranjeros.
• Los liberales, por el contrario, promov铆an un Estado menos fuerte, un poder presidencial limitado, una pol铆tica comercial abierta y la reducci贸n dr谩stica de los derechos de las corporaciones. Por lo general, loscaudillos se vinculaban a una de estas dos corrientes. Era com煤n, sin embargo, que cuando sus intereses lo requer铆an, cambiaran de bando. 

El gobierno de Jos茅 de La Mar

Despu茅s de que Bol铆var sali贸 del Per煤, el Consejo de Gobierno, encabezado por Andr茅s de Santa Cruz, convoc贸 a elecciones parlamentarias en 1827. El Congreso elegido convoc贸 a elecciones generales, en las cuales el mariscal Jos茅 de La Mar derrot贸 a Santa Cruz. La Mar,
en su intento por enfrentar la crisis econ贸mica que atravesaba el pa铆s, promulg贸 una serie de medidas proteccionistas para la industria nacional –que no pod铆a competir con la oleada de importaciones inglesas y estadounidenses iniciada durante la independencia–, pero no tuvo
茅xito debido al contrabando. Adem谩s, al promulgarse la Constituci贸n liberal de 1828, su poder qued贸 subordinado al Legislativo.

El ciclo de Gamarra

En esta 茅poca comenz贸 a sobresalir la figura de Agust铆n Gamarra, prefecto del Cusco y opositor de La Mar. Gamarra aspiraba a reunificar el sur andino con Bolivia debido a los lazos econ贸micos, hist贸ricos y culturales que un铆an a ambas regiones. En ese tiempo, Bolivia viv铆a un clima de inestabilidad pol铆tica por la poca acogida que ten铆a el gobierno de Sucre.
Esto fue aprovechado por Gamarra, quien actuando con autonom铆a del gobierno de La Mar se ali贸 con los opositores bolivianos, invadi贸 el pa铆s y depuso a Sucre. Luego, el Congreso boliviano eligi贸 presidente al mariscal Andr茅s de Santa Cruz. Estos acontecimientos desencadenaron la reacci贸n de la Gran Colombia, que inici贸 una guerra contra el Per煤 que culmin贸 con la derrota peruana en Portada de Tarqui.
El caos ocasionado por la guerra fue aprovechado por Gamarra para sublevarse. Ante esta situaci贸n, el Congreso convoc贸 a elecciones en agosto de 1829.
Tras ser elegido presidente, Gamarra firm贸 el Tratado Larrea-Gual (1829), que estipulaba que el Per煤 entregaba Guayaquil a la Gran Colombia, mientras que esta reconoc铆a la soberan铆a peruana sobre Tumbes, Ja茅n y Maynas.

La presidencia de Gamarra se caracteriz贸 por sus frecuentes enfrentamientos con el Congreso, que se encontraba elaborando una nueva Constituci贸n que reemplazara a la de 1828. Sin embargo, como las modificaciones no estuvieron listas al t茅rmino del mandato de Gamarra en 1833, se eligi贸 como presidente a Luis Jos茅 de Orbegoso, candidato de los liberales. Esta decisi贸n origin贸 un nuevo periodo de anarqu铆a. Mientras Gamarra se traslad贸 al sur para pactar con Santa Cruz y destituir a Orbegoso, este se traslad贸 a Arequipa, donde ten铆a un amplio respaldo popular. Aprovechando el caos, el general Felipe Santiago Salaverry se proclam贸 presidente en febrero de 1835.

Las luchas caudillistas

A mediados de la d茅cada de 1830, las pugnas entre los caudillos debilitaron seriamente la estabilidad pol铆tica del Per煤. En contraste, Andr茅s de Santa Cruz logr贸 imponer el orden en Bolivia. Por ello, el presidente peruano Luis Jos茅 de Orbegoso, asediado por las fuerzas de Salaverry y las conspiraciones de Gamarra, decidi贸 solicitar ayuda a Santa Cruz. El l铆der boliviano aprovech贸 esta ocasi贸n para poner en marcha su largamente anhelado proyecto confederal. 
En junio de 1835, Santa Cruz y Orbegoso firmaron un pacto para establecer una confederaci贸n. Por su parte, Gamarra, temeroso de que Bolivia y Santa Cruz tuvieran hegemon铆a en la Confederaci贸n Per煤-Boliviana, se ali贸 con Salaverry, quien se opon铆a tenazmente a esta. Ambos bandos se enfrentaron en una guerra civil en la que Santa Cruz y Orbegoso salieron victoriosos. Gamarra huy贸 a Chile, mientras que Salaverry, derrotado en la batalla de Socabaya, fue fusilado el 18 de septiembre de 1836.

El Estado confederal

Despu茅s de la victoria de las fuerzas confederales, Orbegoso y Santa Cruz convocaron a tres asambleas para formar la Confederaci贸n:

• La Asamblea de Sicuani, integrada por los depar tamentos de Arequipa, Ayacucho, Cusco y Puno, se convirti贸 m谩s tarde en el Estado Sur-Peruano. El arequipe帽o P铆o Trist谩n fue designado presidente.
• La Asamblea de Huaura, compuesta por Lima, Arequipa, Jun铆n y La Libertad, se convirti贸 en el Estado Nor-Peruano. Luis Jos茅 de Orbegoso asumi贸 la presidencia.
• La Asamblea de Tapacar铆, formada por los departamentos de La Paz y Chuquisaca, represent贸 al Estado boliviano bajo la presidencia de Andr茅s de Santa Cruz.

La Confederaci贸n fue oficialmente establecida el 28 de octubre de 1836. Posteriormente, se discuti贸 la estructura del nuevo Estado y la redacci贸n de una nueva constituci贸n en el Congreso de Tacna en 1837.
La Constituci贸n de 1837 se caracteriz贸 por dos aspectos fundamentales. En lo pol铆tico fue conservadora, pues concentr贸 muchos poderes en el supremo protector de la Confederaci贸n, cargo que recay贸 en Santa Cruz. As铆, su periodo de gobierno se fij贸 en diez a帽os, pod铆a ser reelegido indefinidamente y, adem谩s, elegir a los presidentes de los tres Estados y a las autoridades militares. En el aspecto econ贸mico, en cambio, fue liberal pues promov铆a el libre comercio. 

Las guerras contra la Confederaci贸n

La formaci贸n de la Confederaci贸n despert贸 recelos en pa铆ses como Chile Doc. 9. Chile, liderado por el presidente Joaqu铆n Prieto y el ministro Diego Portales, consider贸 que la Confederaci贸n era un peligro para el equilibrio de las naciones sudamericanas y que atentaba contra el Gobierno chileno, pues se hab铆a declarado a Arica puerto libre y se hac铆a concesiones a los buques que no anclaban en puertos chilenos. A su vez, el fortalecimiento econ贸mico del sur del Per煤 caus贸 incomodidad entre los hacendados de la costa norte
y los comerciantes lime帽os, quienes abogaban por una pol铆tica proteccionista que les asegurara privilegios.
As铆, intereses econ贸micos y geopol铆ticos confluyeron para que la oposici贸n chilena a la Confederaci贸n fuera apoyada por los exiliados peruanos en Chile, como Agust铆n Gamarra, Felipe Pardo y Aliaga y Ram贸n Castilla. Entonces, usando como pretexto el apoyo otor-
gado por Orbegoso al expresidente chileno Ram贸n Freire –enemigo pol铆tico de Prieto–, Chile declar贸 la guerra a la Confederaci贸n el 28 de diciembre de 1836.
A las campa帽as contra la Confederaci贸n se les llamaron restauradoras porque sus l铆deres afirmaban que buscaban la “restauraci贸n” de la unidad del Per煤.

• La primera campa帽a restauradora tuvo al mando del ej茅rcito chileno a Manuel Blanco Encalada, que fue secundado por el peruano Guti茅rrez de la Fuente. El ej茅rcito restaurador zarp贸 de Quillota y lleg贸 al puerto arequipe帽o de Islay en septiembre de 1837, pero no tuvo 茅xito y fue derrotado por el ej茅rcito confederado. El 17 de noviembre, Blanco Encalada firm贸 el Tratado de Paucarpata, pero Chile
lo desconoci贸 y se reinicio las hostilidades.
• La segunda campa帽a fue comandada por el chileno Manuel Bulnes, secundado por Gamarra. En agosto de 1838, el ej茅rcito chileno gan贸 la batalla de Portada de Gu铆a. La batalla final se dio en Yungay en 1839, donde Santa Cruz fue derrotado. La guerra culmin贸 con la derrota de los confederados y la ca铆da de Santa Cruz.
A inicios de 1839, la Confederaci贸n se disolvi贸 y Gamarra reasumi贸 el poder en el Per煤.

El segundo gobierno de Gamarra

Gamarra, que hab铆a sido nombrado presidente provisorio, decidi贸 convocar a un Congreso Constituyente en Huancayo. Este lo ratific贸 como presidente constitucional en agosto de 1839. De este modo, se inici贸 un Gobierno bautizado como la Restauraci贸n. Ese
mismo a帽o se proclam贸 una nueva constituci贸n de car谩cter conservador.
A pesar de esto, no se logr贸 la estabilidad deseada y Gamarra tuvo que enfrentar dos problemas: el retiro de las tropas chilenas y la anarqu铆a de Bolivia, suscitada despu茅s del destierro de Santa Cruz. Por eso, intentando establecer una nueva confederaci贸n
con Bolivia, pero bajo hegemon铆a peruana, Gamarra decidi贸 invadir Bolivia en julio de 1841. No obstante, su ej茅rcito fue derrotado en Ingavi, donde el caudillo perdi贸 la vida. Luego de ello, el Per煤 entr贸 en un periodo de anarqu铆a militar. 

La anarqu铆a militar

Gamarra fue sustituido en la presidencia por su vicepresidente Manuel Men茅ndez, quien puso fin al conflicto con Bolivia. Surgi贸 entonces una serie de caudillos que se disputaron el poder. El primero en tomar las armas fue Antonio Guti茅rrez de la Fuente en el Cusco. Aunque recibi贸 el apoyo de Francisco Vidal y el ej茅rcito de la sierra sur, fue derrotado en la batalla de El Alto en 1842. En Lima, el general Juan Torrico logr贸 destituir a Men茅ndez y se autoproclam贸 presidente, pero fue r谩pidamente derrotado por Vidal en la batalla de Agua Santa. En
Arequipa, Manuel Ignacio de Vivanco tom贸 las armas y venci贸 a Vidal. Este, por su parte, convoc贸 a elecciones y fue reconocido en la capital como m谩xima autoridad pol铆tica y militar con el t铆tulo de director. Esto motiv贸 a Domingo Nieto y a Ram贸n Castilla a liderar
un movimiento desde Moquegua mediante el cual se estableci贸 una junta suprema en septiembre de 1843.
Nieto estuvo al mando de la junta, pero al morir fue reemplazado por Castilla, quien derrot贸 a Vivanco y restituy贸 a Men茅ndez. En 1845, este convoc贸 a elecciones y Ram贸n Castilla fue el triunfador.

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